Carta del general Luis Cabrera a Carlos Ibáñez del Campo

Abstract

Dice que los gravámenes que pesan sobre el contribuyente chileno son demasiado elevados y sobre el particular hace comparaciones con Francia y Alemania, países que están pagando las duras consecuencias de la guerra y que, sin embargo, proporcionalmente se entiende, tienen cargas ligeramente superiores a las de Chile. Manifiesta que los gastos son demasiado elevados para un país que está aún en formación, considera perjudicial, innecesario y peligroso el monto, el número de los sueldos, gratificaciones, viáticos, sobresueldos, etc. Dice que debe economizarse suprimiendo empleos, refundiendo oficinas y cargos y rentando muy bien a los empleados que queden en funciones, pues la rebaja de sueldos es también peligrosa. Dice que si la reducción de los gastos ordinarios es útil, no menos cierto que es de suma necesidad la creación de nuevas fuentes de entradas y el fomento del aumento de la riqueza nacional, para lo cual propone diferentes medidas como ser la parcelación de las orillas de todos los caminos, parcelas que se transformarían en productoras y exportadoras de la exquisita fruta chilena, fomento del turismo mediante una política hábil y costosa en un principio que consistiría en la construcción de buenos hoteles, casinos, hipódromos, estaciones termales, sitios de deportes de verano e invierno, etc. El turismo debe fomentarse tomando por base los puntos que quedan más cercanos de los centros de turistas que son la Argentina, Perú y Bolivia. Los grandes balnearios y villes d’eau serían Antofagasta, Viña del Mar, Penco y Corral. Principalmente Antofagasta, que debe ser el gran centro de atracción de Bolivia, Perú y Argentina del norte. Dice que esta ciudad puede proporcionar fuertes entradas y se ofrece para estudiar y servir durante los años que aún le quedan la Intendencia de esta provincia, cuyo porvenir es inmenso. Se refiere también a la Cosach, proyecto que conoce solo en líneas generales, pero que él aprueba con todo entusiasmo.